miércoles, 4 de julio de 2012

La Catllaràs 2012.


Este año no la podía dejar escapar. Mi gran amigo Antoine me había hablado maravillas de esta pedalada. Su recorrido, que discurre por un PEIN (Parc Especial Interès Natural) sus paisajes, lo exigente del terreno, su buena organización, la “botifarrada” y el bañito en la piscina tras el esfuerzo eran razones de peso para hacer la inscripción anticipada. Además, quería compartir con mi familia este nuevo “vicio” que es la bicicleta de montaña y empecé a planificar un fin de semana ideal.



El plan era llegar al destino el sábado después de comer, hacer noche y al día siguiente, mientras el papi se mete entre pecho y espalda un montón de kilómetros, la familia le espera en la piscinita, relajadas y recibiendo el verano como se merece. Pero la climatología está por encima de cualquier planificación familiar y se encargó de arruinar la jornada perfecta.



El sábado llegamos a Sant Julià de Cerdanyola por la tarde. Es un bonito pueblo situado al norte de Berga, en un valle, en la comarca del Berguedà, a unos 960 metros de altitud. Nos alojamos en una casa rural, Cal Arderiu se llama. La mestressa Rosa y Joan nos hicieron sentir como en casa, desde aquí nuestro agradecimiento. Alojamiento muy recomendable para ir a pasar unos días de tranquilidad y recargar pilas en un entorno de gran belleza. Cena ligera, sobremesa entre amigos y a la cama, que nos esperaba un día exigente.



Llegó la hora. Las previsiones daban lluvia y fuertes tormentas desde la madrugada en toda Catalunya, pero en Sant Julià parecía que el clima nos respetaría…por poco tiempo. Nos ponemos en el arco de salida. Por primera vez salimos en primera fila, no me lo creo!!!  Es lo que tiene hacer noche en el mismo lugar de la pedalada, un lujo asiático. La salida se marca con una estruendosa traca, después del sorteo de una pedazo de GIANT de carbono (¡¡¡enhorabuena al premiado!!!). Antoine, Axel, Joan y yo a por La Catllaràs 2012.



Tras callejear por el pueblo empezamos una dura subida de hormigón. El grupo sale con ganas y nos van pasando ciclistas por todos lados. No problem!!! Sabemos que debemos marcar un ritmo, nuestro ritmo, si queremos llegar al final de la marcha en condiciones. Nuestro objetivo son más de 40 Km. y un desnivel positivo acumulado de 1750 metros, que no es moco de pavo. Dejamos atrás el camino semiasfaltado y empezamos con pista, en claro ascenso y marcando unas revueltas que nos obsequian con unas vistas de Sant Julià muy bonitas.



Ahora toca bajar, llegamos a un control y nos hacen escoger entre seguir por pista o girar a la izquierda, donde un cartel rezaba “corriol tècnic” ¡¡¡Allá vamos!!!!  (Hago un inciso para destacar lo bien indicada que estaba en todo momento la ruta) Tras el senderito una pequeña subida nos lleva al primer avituallamiento del día. Reponemos algo de fuerzas y reunimos al grupo. Axel y Joan lo tienen claro, van a por el recorrido largo. Antoine, afectado por un serio catarro  se plantea hacer la media, aunque se equivocó e hizo la MEGA…CORTA. Por mi parte estaba dubitativo. Quería hacer el recorrido largo, pero la meteorología y las malas sensaciones vividas en el entreno semanal me hacían ser cauto. Todavía tenía tiempo de pensármelo…






Empezamos de nuevo a subir. Aquí no hay lugar para el recreo, o subes o bajas. Y esta es la subida más continuada del recorrido. El desnivel ya te hace trabajar encima de la bici, pero lo que de verdad te castiga es la cantidad de piedra que hay en el recorrido. Piedra de todo tipo,  tamaño, color y formas. Soñé con piedras el domingo. La única superficie lisa que encontramos fueron los prados de alta montaña y un trocito en el segundo senderito. Llegamos al segundo avituallamiento. Allí me esperaron Axel y Joan. Aquí sí que tocaba decidir. O bien a por la media o aceptar el reto de la larga. La Mega estaba fuera de mis posibilidades, tal vez otro año mejor preparado…



De los cobardes nunca se escribió nada. No había ido hasta el Berguedà para perderme esas vistas fantásticas desde sus cumbres o disfrutar de los senderitos técnicos en bajada. Animado por Axelito y Joan me lío la manta a la cabeza y continuo la ascensión. Dura subida, interminable alfombra de piedra. Lástima de las nubes bajas y el día nublado, porque no pude ver las preciosas vistas que tenía delante. En la lejanía se apreciaba el valle, pero el clima nos la volvió a jugar. Una vez arriba, barrita de cereales para el cuerpo y bajamos por pista muy rápida, hasta llegar a una Masía donde tenemos un nuevo avituallamiento. Me lleno la “chepa” de agua de la casa y empieza a llover. Ha tardado, pero “ja la tenim aquí”



Me pongo el chubasquero y empiezo a subir. No sé que me ocurre, pero me siento fatal, ahogado, como sin fuerzas. El terreno se vuelve más abrupto, más roto y ahora hay que buscar la trazada ideal para no perder tracción. Pero yo sigo agónico. SOLUCIÓN: Chubasquero a la mochila y si cae agua ¡¡¡déjala correr!!! Vuelven las buenas sensaciones y empieza la zona, para mí, más bonita del recorrido. Nos encontramos a unos espectadores de excepción, las vacas que pastorean a su aire, ajenas a los cientos de bikers que vienen a visitarlas. No puedo resistirme a bajar de la bici y hacerme unas fotos. Y cuando comento la jugada con otro participante me dice “pues espera a llegar al Pla de l’Orri, verás hasta caballos” Vi uno y gracias, pero no porque no los hubiera, sino por la maldita niebla.



Llegamos arriba. Un prado verde, en pendiente, se intuye a mi derecha. Un caballo blanco nos da la bienvenida. De entre las nubes aparecen unas figuras humanoides. Son los voluntarios que esperan pacientes la llegada de los ciclistas para ayudarles y guiarles en este terreno. Me quito el sombrero ante ellos. Las condiciones eran muy malas, tanto de temperatura, humedad como de visibilidad. Pero allí estaban ellos, aconsejando prudencia en la bajada. Lástima de nubes, por las fotos de Internet he podido ver donde estaba y el paisaje es hermoso…



Las condiciones de visión me hicieron conectar la luz roja de la tija sillín, para ser visto y no ser arrollado por otro participante. La bajada fue muy variada, hasta tuvimos que sortear una valla de alambrada. Gracias al compañerismo entre bikers, nos pasamos las bicis por encima y asunto arreglado. Al final nos topamos con un nuevo avituallamiento (ya he perdido la cuenta). Los voluntarios nos animan. Nos dicen que lo peor ya ha pasado, ahora a disfrutar con la bajada y afrontar el último esfuerzo. Las caras denotan cansancio, pero también satisfacción por haber llegado hasta allí.







La pista rápida de bajada hace que me pase unos 30 metros de un cartelito a derechas que vuelve a decir “corriol tècnic” Me vuelvo a parar y la duda me asalta de nuevo. Las fuerzas van justas, pero algo me dice que aquel cartel oculta algo bonito, especial, divertido… En eso que llegan 2 bikers que no dudan en meterse por allí. Solo me daba respeto, pero en compañía decido afrontar la bajada más técnica y divertida del recorrido. Menos mal que no me la perdí, fue ¡¡¡FANTÁSTICA!!!! Bajada rápida, pendiente considerable, estrecha, pasando 2 ríos, sorteando árboles, raíces, el paraíso del ciclista de montaña, “enjoy pal cuerpo”



Llegamos al último avituallamiento. Unos trocitos de sandía nos alegran el día gris y podemos hablar, de nuevo, con los organizadores. Nos cuentan anécdotas de otras ediciones y nos animan a superar los poco más de 9 Km que quedan hasta la meta. Una sonrisa se dibuja en mi cara. Ya lo tengo hecho, me digo a mi mismo, cuando unas horas atrás dudaba de mi elección y de mis fuerzas. Pero todavía quedaba alguna adversidad por superar.



Al pie de una fuente, subimos con la bici al hombro una subida rota e imposible, que va a dar a una pista más ancha, repleta de raíces y trozos de troncos talados, supongo que por tareas de limpieza de cara al verano y como prevención de riesgo de incendio. Empiezo a tirar, me veo fuerte por primera vez en toda la pedalada, la poca distancia hasta la meta me da alas, pero empiezo a notar rara la dirección. Estaba perdiendo el neumático delantero por un pinchazo. La duda era ¿reparar o inflar y ver hasta donde aguanta?  Segunda opción y para arriba. Un cartel muy simpático nos anuncia la “última pujada” y se hace dura de verdad. Al coronar paramos de nuevo a inflar el neumático, para afrontar la bajada con garantías y seguridad.



Bajada rápida, muy rápida, rozando los 50 km/h. Plato grande y pedaleando como un poseso en busca del pueblo. Muy a mi pesar, ignoro el último senderito opcional a mi izquierda, no era cuestión de pinchar y tener un accidente bajando una trialera. A media bajada paro de nuevo. Escucho un ruido desde hace unos kilómetros pero no sé de donde viene. Al final doy con él. El porta bidón lo llevo colgando, así que no queda más remedio que parar y apretar los tornillos de sujeción. Seguimos bajando y justo antes de llegar al asfalto, una curva de izquierdas donde casi me voy al suelo (he de cambiar la cubierta delantera pero YA) y llego a meta, donde me estaban esperando mis compañeros de aventuras.



Esto es lo mejor de las pedaladas, poderlas hacer con amigos y comentar la jugada en meta. Este fin de semana creo que he invertido los mejores 10 euros de mi vida. Con ellos he tenido derecho a hacer la pedalada, parar en los “tropocientos” avituallamientos, un buff muy guapo de regalo, un bocata de butifarra muy bueno (me faltó la cervecita) pude lavar la bici y me dieron un masaje recuperador en las patas gracias a un equipo de fisioterapeutas en la llegada. Y no nos dimos un baño en la piscina municipal porque el tiempo no acompañó. ¿Se puede pedir más?










Dar las gracias a la organización del evento, desde los voluntarios, las vacas del camino, y los caballos hasta la cruz roja, pero especialmente al presidente de la sección  ciclista de la entidad “Amics del Catllaràs” en GEPI. Intenté saludarle en persona, pero estaba muy ocupado coordinando la pedalada. Fue muy amable respondiendo todos y cada uno de mis e-mails sobre las dudas que tenía de la prueba. Otro año repetiré, seguro, pero no será por el regalo, ni por el masaje, ni por la piscina, sino para poder disfrutar de sus paisajes, esos que se me han negado este año por culpa del mal tiempo.






Ahora sí, os dejo con los datos de la pedalada y algún enlace de interés:



42 Km con un desnivel positivo acumulado de 1750 metros.


Tiempo invertido 4h. 52 minutos de los cuales 40 minutos parado.


FC media de 158 ppm y una FC máxima de 184 ppm.


Cadencia media de pedaleo 65 ppm






La Catllaràs 2012 by Luichi_CR de luichi_cr en Garmin Connect: Detalles









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