Llegó el día. Un desafío en toda regla para mi, un biker
aficionado que no había cubierto más de 60 km de una tacada. Y el entorno también era
especial, el desierto de los Monegros, así que cubrir la distancia de 120 Km . se convirtió en una
meta, una ilusión, un anhelo y un reto personal. El objetivo se superó, pero
con sensaciones agri-dulces como más tarde os contaré.
8h. de la mañana. He quedado con Axel y Pere en un área de
servicio en la AP-2. Más
tarde pasamos a buscar a los 2 "Davids” por una gasolinera de Fraga y
juntos llegamos al pueblo de Sariñena, epicentro y lugar de salida de la Monegros 29er 2012. Al
llegar lo que impresiona es el ambiente. Muchas caravanas, autocaravanas,
tiendas de campaña y coches en el solar destinado a aparcamiento. La zona es un
ir y venir de gente “disfrazada” de ciclista con bolsas y sus bicicletas,
muchas de ellas de alta gama. Las banderolas de Orbea, patrocinador oficial de
la prueba, ondean en el cajón de salida delimitado por vallas. Están haciendo
pruebas de sonido y la música ya suena en los altavoces, la cosa promete.
Nos juntamos con Eloi, el biker que faltaba de la grupeta.
El tiene la suerte de venir acompañado por su familia y ha dormido aquí. Vamos
a buscar los dorsales, dentro de una nave industrial, separados en stands según
tu número asignado. Nos entregan una bolsa azul, que contiene una pulsera para
los avituallamientos, una camiseta técnica, una pegatina y el dorsal con chip
incorporado. De momento todo normal, como cualquier otra pedalada, pero con más
gente. Hay que recordar que habían inscritos un total de 6.000 bikers, con sus
respectivos acompañantes, coches, etc
también encontramos una pequeña zona expo donde poder ver las últimas
novedades de Orbea, comprar ropa, libros, tiendas de campaña y productos
relacionados con los deportes Outdoor.
Vamos a la zona de comedor a coger fuerzas. Todos con su
“tuper” en mano, devorando platos de pasta, arroz, algo de carne y plátanos.
Típica comida de ciclista. Allí me encuentro con otro compi, el gran Jordi
Gallart, compañero de fatigas en otras pedaladas como las del Open BTT Tour o La Portals 2012. Nos
saludamos y nos damos ánimos y suerte (la íbamos a necesitar). Tras la comida,
un breve paseo por las instalaciones habilitadas para la ocasión. Me llamaron
la atención varios detalles como la ausencia de vestuarios para que la gente se
cambiara, que solo hubiera 2 mangueras con agua a presión para lavar las bicis
o el número de WCs portátiles. Creo que conté unos 8 o 9. Para 6.000
participantes y acompañantes se me antojaban insuficientes, vamos que no me
salían las cuentas.
Volvemos al coche, empezamos a cambiarnos y a montar las
bicis. Menos de una hora para la salida y todavía con estos pelos!!!!! Foto de familia y para la línea de partida
como siempre, al final del pelotón. Risas, nervios, fotos de última hora,
comprobaciones del material, gafas, mochila,etc. De repente, un helicóptero
despegó al lado nuestro, señal inequívoca de que esto iba a empezar. Fue un
golpe de efecto de la
Organización , un número “circense” a la postre innecesario
porque creo que no iba medicalizado y solo sirvió para hacer alguna foto de la
salida. Ya se hubieran podido ahorrar ese gasto y comprar más comida…
Salida!!!!! Entre
empujones y con un pie en el suelo llegamos a pasar por el arco de salida. Ese
momento sí que fue bonito. El pueblo entero salió a la calle para animar a los aguerridos
ciclistas que iban a conquistar el desierto. Pero antes de tocar tierra, ya
comenzaron los primeros embotellamientos. No puedes pretender que 4.500 tíos
pasen por una calle estrecha a la vez, eso no fue buena idea…
Salimos del pueblo y nos encontramos una pista totalmente plana, polvorienta, la gente iba muy deprisa, demasiado y así les fue a algunos, que acabaron con sus huesos en el suelo.
Salimos del pueblo y nos encontramos una pista totalmente plana, polvorienta, la gente iba muy deprisa, demasiado y así les fue a algunos, que acabaron con sus huesos en el suelo.
Creo que este accidente se debió a la imprudencia del biker,
que se desplazó lateralmente para no pisar un charco y se llevó por delante a 2
ciclistas. No es que la gente sea alérgica al barro, es que el barro de Los
Monegros tiene trampa. Se trata de una tierra arcillosa que, cuando se seca,
queda muy endurecida y puede pasarte factura a lo largo de una travesía tan
larga como esta, obligándote a abandonar por problemas mecánicos. Muchos se
quejan de esta conducta, pero señalizando la acción, creo que está más que
justificada. Así vimos luego gente con la cadena a modo de collar…
Tras pasar varios charcos y diferentes embotellamientos,
decido empezar a marcarme un ritmo, para poder llegar con garantías al final y
reservar fuerzas para la temible travesía que me habían descrito. Así pues me
separé del grupo y me quedé rezagado junto con Eloi. Empezamos a subir una
fuerte pendiente, aunque corta, que hizo a muchos poner pie a tierra, así que
aquí empezó una primera selección. Pasamos casas en medio de la nada donde sus
moradores se habían juntado para animar a los participantes. También vimos
coches haciendo botellón a pie de pista, pero esa imagen prefiero borrarla de
mi recuerdo…
Llegamos al primer avituallamiento (Km. 20) y empezamos a planear la estrategia que
seguiríamos, a la postre demasiado conservadora, aunque sigo pensando que era
la correcta. Solo la meteorología se interpuso en mi camino y jugó en mi contra
en los últimos 30 Km .
Sandía (por cierto muy buena) plátano y agua para la “joroba” fueron mis
consumos. Foto, soltamos lastre y volvemos a la ruta. Ahora entramos en una
zona verde. El polvo del camino contrasta con los campos de regadío en medio de
la nada, solo espero que sean autosuficientes y sostenibles esos cultivos. En
esta zona se puede rodar bastante rápido, a buen ritmo, pero nosotros bajamos
un poco la guardia y nos íbamos explicando las vacaciones y los proyectos
futuros. ILUSOS!!!! Perderíamos un tiempo precioso y nos
encontraríamos con la lluvia al final de la etapa.
Segundo avituallamiento (Km. 50) debajo del puente de una
autopista. Más fotos, hablamos con algún participante y seguimos hacia nuestro
destino, ahora sí en falso llano primero y en clara pendiente ascendente
después. El firme estaba roto, con piedras de cantos vivos que rajaron y
pincharon más de una cubierta. Esto sí que me llamó la atención, la cantidad de
pinchazos y averías que íbamos viendo durante la marcha. ¿Serían esos los
valientes bikers que pasaron por encima de los charcos? No lo sé. Me encuentro
fuerte, aunque sigo manteniéndome por debajo del 75 % de mi FC máxima. Eloi no
puede seguir el ritmo (al final me adelantaría el jodío) y me dice que se queda
con una marcha menos. Me quedo en solitario a partir del Kilómetro 60. Todo lo que viniera después era un éxito, ya
que nunca antes había pasado de esa barrera kilométrica.
La gente, al ver el GPS, me preguntaba si faltaba mucho para
coronar aquella subida interminable y yo les decía que faltaban algunos
kilómetros, pero que aguantaran el ritmo. Nos dábamos ánimos los unos a los
otros. Llegamos arriba y empieza el festival de la velocidad. Pista ancha, muy
resbaladiza, con reguerotes de la lluvia, baches, todo esto aderezado con la
dificultad de esquivar los múltiples bidones que se le caían a la gente. ¿Tanto
cuesta comprarse un buen portabidón? Velocidades de 50 km/h bajando, una caída
aquí supondría el final de la aventura y una visita al hospital, pero valía la
pena arriesgar…para subir la media que había desperdiciado en las laaaargas
paradas para avituallarme y en la charleta con Eloi.
Tercer avituallamiento (Km. 80). Aquí llego pletórico de
fuerzas, primero por la rápida bajada que me permitió recuperar piernas y por
el escaso consumo de glucógeno desde la salida. Me lavo con el agua de un
depósito brazos y piernas cubiertas de arena y me pongo repelente de insectos.
La mosca negra es la reina del lugar y le molestan los bikers, por eso les deja
un recuerdo todos los años. Yo no fui menos, me picaron en el muslo derecho y
en el codo, pecata minuta comparado con otros.
Llegó la hora de la verdad, el punto de inflexión, el
momento de ejecutar la estrategia que había estado cocinando a fuego lento, siguiendo
según lo previsto, como aquel que hace caligrafía sin salirse de la raya, como
aquel niño que pinta sin salirse del dibujo. Aquel era yo. Empieza una subida
rota, más técnica que las anteriores, con más pendiente y más mantenida que la
anterior, con un precipicio a mi izquierda que la hace más interesante todavía.
Es la primera vez en toda la marcha en que nadie me adelanta, soy yo el que voy
recogiendo “cadáveres” andantes, descabalgados de sus corceles metálicos. Me
encuentro muy fuerte, la autoestima aumenta, las piernas responden y me digo a
mí mismo que lo tengo hecho. Todo depende de mí (siempre ha sido así) pero
ahora no tengo miedo de lo que venga por delante porque podré con ello. Pero no
conté con las fuerzas de la naturaleza. Al llegar a lo alto de una pequeña
meseta pude ver, a lo lejos, como las nubes tomaban protagonismo y estaban
descargando agua unos kilómetros más al norte. Parecían las nubes de Mordor y
yo iba directo hacia ellas, empezaba a chispear…
Hasta aquí la primera parte de la crónica. En breve segunda parte con más fotos, el Track, resumen de la prueba...vamos, lo habitual.
Agradecimientos: Los vídeos enlazados de esta entrada son propiedad de los usuarios de Youtube nectus5 y dprog5
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