Este año no la podía dejar escapar. Mi gran amigo Antoine me
había hablado maravillas de esta pedalada. Su recorrido, que discurre por un
PEIN (Parc Especial Interès Natural)
sus paisajes, lo exigente del terreno, su buena organización, la “botifarrada”
y el bañito en la piscina tras el esfuerzo eran razones de peso para hacer la
inscripción anticipada. Además, quería compartir con mi familia este nuevo
“vicio” que es la bicicleta de montaña y empecé a planificar un fin de semana ideal.
El plan era llegar al destino el sábado después de comer,
hacer noche y al día siguiente, mientras el papi se mete entre pecho y espalda
un montón de kilómetros, la familia le espera en la piscinita, relajadas y
recibiendo el verano como se merece. Pero la climatología está por encima de
cualquier planificación familiar y se encargó de arruinar la jornada perfecta.
El sábado llegamos a Sant Julià de Cerdanyola por la tarde.
Es un bonito pueblo situado al norte de Berga, en un valle, en la comarca del
Berguedà, a unos 960
metros de altitud. Nos alojamos en una casa rural, Cal Arderiu se llama.
La mestressa Rosa y Joan nos hicieron sentir como en casa, desde aquí nuestro
agradecimiento. Alojamiento muy recomendable para ir a pasar unos días de
tranquilidad y recargar pilas en un entorno de gran belleza. Cena ligera,
sobremesa entre amigos y a la cama, que nos esperaba un día exigente.
Llegó la hora. Las previsiones daban lluvia y fuertes
tormentas desde la madrugada en toda Catalunya, pero en Sant Julià parecía que
el clima nos respetaría…por poco tiempo. Nos ponemos en el arco de salida. Por
primera vez salimos en primera fila, no me lo creo!!! Es lo que tiene hacer noche en el mismo lugar
de la pedalada, un lujo asiático. La salida se marca con una estruendosa traca,
después del sorteo de una pedazo de GIANT de carbono (¡¡¡enhorabuena al
premiado!!!). Antoine, Axel, Joan y yo a por La Catllaràs 2012.
Tras callejear por el pueblo empezamos una dura subida de
hormigón. El grupo sale con ganas y nos van pasando ciclistas por todos lados.
No problem!!! Sabemos que debemos marcar un ritmo, nuestro ritmo, si queremos
llegar al final de la marcha en condiciones. Nuestro objetivo son más de 40 Km . y un desnivel positivo
acumulado de 1750 metros ,
que no es moco de pavo. Dejamos atrás el camino semiasfaltado y empezamos con
pista, en claro ascenso y marcando unas revueltas que nos obsequian con unas
vistas de Sant Julià muy bonitas.
Ahora toca bajar, llegamos a un control y nos hacen escoger
entre seguir por pista o girar a la izquierda, donde un cartel rezaba “corriol
tècnic” ¡¡¡Allá vamos!!!! (Hago un
inciso para destacar lo bien indicada que estaba en todo momento la ruta) Tras
el senderito una pequeña subida nos lleva al primer avituallamiento del día.
Reponemos algo de fuerzas y reunimos al grupo. Axel y Joan lo tienen claro, van
a por el recorrido largo. Antoine, afectado por un serio catarro se plantea hacer la media, aunque se equivocó
e hizo la MEGA …CORTA.
Por mi parte estaba dubitativo. Quería hacer el recorrido largo, pero la
meteorología y las malas sensaciones vividas en el entreno semanal me hacían
ser cauto. Todavía tenía tiempo de pensármelo…
Empezamos de nuevo a subir. Aquí no hay lugar para el recreo,
o subes o bajas. Y esta es la subida más continuada del recorrido. El desnivel
ya te hace trabajar encima de la bici, pero lo que de verdad te castiga es la
cantidad de piedra que hay en el recorrido. Piedra de todo tipo, tamaño, color y formas. Soñé con piedras el
domingo. La única superficie lisa que encontramos fueron los prados de alta
montaña y un trocito en el segundo senderito. Llegamos al segundo
avituallamiento. Allí me esperaron Axel y Joan. Aquí sí que tocaba decidir. O
bien a por la media o aceptar el reto de la larga. La Mega estaba fuera de mis
posibilidades, tal vez otro año mejor preparado…
De los cobardes nunca se escribió nada. No había ido hasta
el Berguedà para perderme esas vistas fantásticas desde sus cumbres o disfrutar
de los senderitos técnicos en bajada. Animado por Axelito y Joan me lío la
manta a la cabeza y continuo la ascensión. Dura subida, interminable alfombra
de piedra. Lástima de las nubes bajas y el día nublado, porque no pude ver las
preciosas vistas que tenía delante. En la lejanía se apreciaba el valle, pero
el clima nos la volvió a jugar. Una vez arriba, barrita de cereales para el
cuerpo y bajamos por pista muy rápida, hasta llegar a una Masía donde tenemos
un nuevo avituallamiento. Me lleno la “chepa” de agua de la casa y empieza a
llover. Ha tardado, pero “ja la tenim aquí”
Me pongo el chubasquero y empiezo a subir. No sé que me
ocurre, pero me siento fatal, ahogado, como sin fuerzas. El terreno se vuelve
más abrupto, más roto y ahora hay que buscar la trazada ideal para no perder
tracción. Pero yo sigo agónico. SOLUCIÓN: Chubasquero a la mochila y si cae
agua ¡¡¡déjala correr!!! Vuelven las buenas sensaciones y empieza la zona, para
mí, más bonita del recorrido. Nos encontramos a unos espectadores de excepción,
las vacas que pastorean a su aire, ajenas a los cientos de bikers que vienen a
visitarlas. No puedo resistirme a bajar de la bici y hacerme unas fotos. Y
cuando comento la jugada con otro participante me dice “pues espera a llegar al
Pla de l’Orri, verás hasta caballos” Vi uno y gracias, pero no porque no los
hubiera, sino por la maldita niebla.
Llegamos arriba. Un prado verde, en pendiente, se intuye a
mi derecha. Un caballo blanco nos da la bienvenida. De entre las nubes aparecen
unas figuras humanoides. Son los voluntarios que esperan pacientes la llegada
de los ciclistas para ayudarles y guiarles en este terreno. Me quito el
sombrero ante ellos. Las condiciones eran muy malas, tanto de temperatura,
humedad como de visibilidad. Pero allí estaban ellos, aconsejando prudencia en
la bajada. Lástima de nubes, por las fotos de Internet he podido ver donde
estaba y el paisaje es hermoso…
Las condiciones de visión me hicieron conectar la luz roja
de la tija sillín, para ser visto y no ser arrollado por otro participante. La
bajada fue muy variada, hasta tuvimos que sortear una valla de alambrada.
Gracias al compañerismo entre bikers, nos pasamos las bicis por encima y asunto
arreglado. Al final nos topamos con un nuevo avituallamiento (ya he perdido la
cuenta). Los voluntarios nos animan. Nos dicen que lo peor ya ha pasado, ahora
a disfrutar con la bajada y afrontar el último esfuerzo. Las caras denotan
cansancio, pero también satisfacción por haber llegado hasta allí.
La pista rápida de bajada hace que me pase unos 30 metros de un cartelito
a derechas que vuelve a decir “corriol tècnic” Me vuelvo a parar y la duda me
asalta de nuevo. Las fuerzas van justas, pero algo me dice que aquel cartel
oculta algo bonito, especial, divertido… En eso que llegan 2 bikers que no
dudan en meterse por allí. Solo me daba respeto, pero en compañía decido
afrontar la bajada más técnica y divertida del recorrido. Menos mal que no me
la perdí, fue ¡¡¡FANTÁSTICA!!!! Bajada rápida, pendiente considerable,
estrecha, pasando 2 ríos, sorteando árboles, raíces, el paraíso del ciclista de
montaña, “enjoy pal cuerpo”
Llegamos al último avituallamiento. Unos trocitos de sandía
nos alegran el día gris y podemos hablar, de nuevo, con los organizadores. Nos
cuentan anécdotas de otras ediciones y nos animan a superar los poco más de 9 Km que quedan hasta la meta.
Una sonrisa se dibuja en mi cara. Ya lo tengo hecho, me digo a mi mismo, cuando
unas horas atrás dudaba de mi elección y de mis fuerzas. Pero todavía quedaba
alguna adversidad por superar.
Al pie de una fuente, subimos con la bici al hombro una
subida rota e imposible, que va a dar a una pista más ancha, repleta de raíces
y trozos de troncos talados, supongo que por tareas de limpieza de cara al
verano y como prevención de riesgo de incendio. Empiezo a tirar, me veo fuerte
por primera vez en toda la pedalada, la poca distancia hasta la meta me da
alas, pero empiezo a notar rara la dirección. Estaba perdiendo el neumático
delantero por un pinchazo. La duda era ¿reparar o inflar y ver hasta donde
aguanta? Segunda opción y para arriba.
Un cartel muy simpático nos anuncia la “última pujada” y se hace dura de
verdad. Al coronar paramos de nuevo a inflar el neumático, para afrontar la
bajada con garantías y seguridad.
Bajada rápida, muy rápida, rozando los 50 km/h . Plato grande y
pedaleando como un poseso en busca del pueblo. Muy a mi pesar, ignoro el último
senderito opcional a mi izquierda, no era cuestión de pinchar y tener un
accidente bajando una trialera. A media bajada paro de nuevo. Escucho un ruido
desde hace unos kilómetros pero no sé de donde viene. Al final doy con él. El porta
bidón lo llevo colgando, así que no queda más remedio que parar y apretar los
tornillos de sujeción. Seguimos bajando y justo antes de llegar al asfalto, una
curva de izquierdas donde casi me voy al suelo (he de cambiar la cubierta delantera
pero YA) y llego a meta, donde me estaban esperando mis compañeros de
aventuras.
Esto es lo mejor de las pedaladas, poderlas hacer con amigos
y comentar la jugada en meta. Este fin de semana creo que he invertido los
mejores 10 euros de mi vida. Con ellos he tenido derecho a hacer la pedalada, parar
en los “tropocientos” avituallamientos, un buff muy guapo de regalo, un bocata
de butifarra muy bueno (me faltó la cervecita) pude lavar la bici y me dieron
un masaje recuperador en las patas gracias a un equipo de fisioterapeutas en la
llegada. Y no nos dimos un baño en la piscina municipal porque el tiempo no
acompañó. ¿Se puede pedir más?
Ahora sí, os dejo con los datos de la pedalada y algún enlace de interés:
La Catllaràs 2012 by Luichi_CR de luichi_cr en Garmin Connect: Detalles